La anestesia posee en general DOS componentes: uno deja al paciente inconsciente, y el otro relaja los músculos, parando el proceso respiratorio. En consecuencia, se debe suministrar oxígeno a los pulmones desde una fuente exterior. El acceso a los pulmones se efectúa mediante un tubo endotraqueal, el que es introducido a través de la boca. El instrumento utilizado durante esta introducción o "intubación" se llama laringoscopio, y su función es el proveer una guía para el tubo e iluminación para asegurar un correcto posicionamiento. Hay un intervalo de minutos solamente entre la pérdida del conocimiento del paciente y el cese de la función pulmonar. El tiempo es crítico, y la contabilidad absoluta del instrumento es esencial.